Córdoba es una ciudad con mucho encanto y con mucha historia. No hablemos de la gastronomía, la cultura y sus gentes.
Había tenido ocasión de pasar varias veces por la ciudad en los últimos años, pero todas ellas fueron por motivos de trabajo y no pude conocerla como es debido y se merece. Esta vez iba a ser diferente. Nos escapamos unos cuantos días para poder recorrerla y conocerla al detalle.
El primer día lo dedicamos a pasear por sus calles empedradas, floreadas y llenas de vida. Dentro de los restaurantes y las viviendas, sus patios cordobeses típicos son una maravilla para contemplar.
La mayor parte de la mañana del segundo día la consumimos, desde bien temprano, visitando el que quizás sea el mayor atractivo turístico y símbolo de la provincia: La Medina Azahara.
Traducida del árabe como «La Ciudad Brillante», este emplazamiento construido entre 936 y 940 fue un punto neurálgico del Califato de Córdoba instaurado en aquella época por el califa Abderramán III.
La imponente y opulenta ciudad apenas llegó a mantenerse en pie durante 80 años, pues fue destruida y saqueada por los bereberes entre los años 1010 y 1013.
Tras recorrer cada recoveco de la Medina, volvimos al centro de Córdoba para almorzar y seguir paseando por el centro de la ciudad. Visitamos algunos lugares interesantes como las columnas del Templo Romano o la Plaza de la Corredera.
Tras digerir la comida, y bajo un sol típico de la ciudad de Córdoba, terminamos nuestra parada frente al Alcázar de los Reyes Cristianos, otro lugar digno de visitar y una visita casi imprescindible.
Esta enorme estructura construida sobre otras más antiguas fue terminada durante los siglos XIII y XIV. A lo largo de la historia ha servido para diferentes finalidades, desde Residencia Real hasta Cárcel Municipal o Cuartel Militar.
A pesar de sus amplios salones interiores y torres, para mí el principal atractivo del Alcázar fueron sus cuidados y enormes jardines exteriores, llenos de multitud de árboles, setos y estanques.
Finalmente llegó el momento de irnos y por aquello de ser fin de semana y estar todo abarrotado de gente no nos dio tiempo a visitar lo más turístico, sin duda alguna, de la ciudad de Córdoba: La Mezquita-Catedral.
Eso sí, no tardaremos en volver a esta preciosa ciudad que tanto nos gustó y terminaremos de ver su principal atractivo turístico y algún que otro rincón más que no nos dio tiempo a visitar. Y como siempre, lo documentaré y lo publicaré en este blog.
