🏛 El Coliseo, una maravilla en Europa
📍 Roma (Italia)
Llegamos hasta los chicos italianos que daban acceso al Coliseo tras hacer la larga cola. Nuestras caras palidecieron cuando el muchacho dijo algo así como «estos tickets ya no son válidos nunca más«.
Habíamos llegado una hora y media más tarde de la hora de entrada que reflejaba nuestros tickets. Pensamos que esto no tenía mucha importancia. Tuve que excusarme diciendo que habíamos llegado hasta allí conduciendo durante muchísimas horas y que nos habíamos retrasado por un accidente de tráfico.
El joven de no más de 30 años se quedó un rato pensando y mientras nos decía «un accidente de tráfico ¿EH?» nos daba paso y comunicaba a su compañero que entrábamos en el recinto.
El Coliseo romano es uno de esos míticos lugares a los que todos hemos soñado con estar, al menos una vez en nuestras vidas.
Yo, por mi parte al menos, he soñado con ello desde hace casi dos décadas, que se dice pronto. Y por fin se dio la ocasión de estar, y además en la mejor compañía posible, algo de lo que me siento profundamente contento.
Eso sí, tuve que soportar un duro mareo que me dio nada más entrar, no sabemos si por la calor que estaba haciendo aquel día o por la cantidad de gente que en masa entraba junto a nosotros en aquel recinto, pero el caso es que durante la hora y media aproximada que estuvimos dentro del Coliseo la pasé totalmente de un lado para otro y sentándome en los enormes bloques de roca natural que había repartidos cada cierto tiempo.
Pero ni aquel inesperado contratiempo iba a conseguir que dejara de disfrutar de aquella esperada visita. Recorrimos cada palmo del enorme centro de «ocio» que los romanos tanto gustaban de frecuentar sin perder lujo de detalle alguno.
He de reconocer que tanto a Patricia como a mí nos gustó bastante más observar el Coliseo desde fuera (su parte exterior) que desde dentro.
Y a fuer de ser completamente sincero, de las dos maravillas del mundo moderno que he tenido el placer y el lujo de visitar hasta ahora, me quedo con el Taj Mahal de Agra, en la India.
Cierto es que el grado de simbología e historia que el Coliseo engloba es tremendamente superior al del monumento indio, pero para mí la primera impresión es lo que cuenta, y la del Taj Mahal y su imponente estructura de mármol blanco aún vive nítida en mis recuerdos.