Con 0,44 kilómetros cuadrados y no más de 800 habitantes, la Ciudad del Vaticano es considerado el país soberano más pequeño del mundo, tanto por habitantes como por extensión. Precisamente en el año 2029 se cumplirán 100 años de la creación de este micro-Estado, ya que fue precisamente en 1929 cuando se constituyó como tal. Su forma de gobierno es una teocracia organizada como monarquía absoluta, donde la máxima autoridad o el «Rey» sería el papa. Un «país» harto curioso lo mires por donde lo mires.

Podríamos empezar por su Guardia Suiza Pontificia. A pesar de vestir un uniforme que parece más apropiado para animar la fiesta de cumpleaños de un niño que para defender al mismísimo papa de Roma, esta noble y sagrada guardia cuenta con historias de bravura y coraje impresionantes. Por poner un ejemplo rápido, en el año 1527 tan sólo 189 de estos guardias suizos defendieron la ciudad al entonces papa Clemente VII del ataque de más de 15.000 soldados y mercenarios comandados por Carlos III de Borbón. Poca broma. Otra de las curiosidades, sospecha o conspiranoia que recaen sobre este lugar reside en la inmensa biblioteca del Vaticano. Con kilómetros y kilómetros de estanterías, se dice que en su «Archivo Secreto» se encuentra la verdad del mundo moderno y del antiguo. Muchas de ellas, evidentemente, sin desvelar al común de los mortales. ¿Verdad o mentira? No lo sabemos.

Por desgracia aquel día el papa no requería de nuestra presencia para ningún asunto importante así que nuestra visita fue más bien breve. Paseamos durante un rato por la plaza de San Pedro, abarrotada de gente, y luego entramos a realizar la visita gratuita a la Basílica donde se supone que descansan los restos del apóstol que lleva su nombre, San Pedro.