A principios de 2019 tomé la determinación de irme a vivir una temporada a Inglaterra, para mejorar mi nivel de inglés, principalmente. ¿Nada original, verdad? No fue hasta que volví de allí que fui plenamente consciente de la inmensa cantidad de españoles que se encontraban allí residiendo.
La decisión de mudarme allí fue en parte debido a que ya tenía casi planificado un viaje de mochilero sin fecha de regreso por el sudeste asiático, pero no me podía permitir realizar semejante viaje con un nivel de inglés medio, tirando a bajo.
Así que en marzo de 2019 me planté en Surbiton, un pequeño municipio a unos 20 kilómetros al sur de Londres, con una pequeña maleta y una mochila, donde viviría con un nativo inglés todo el tiempo que fuera posible hasta que mi nivel de inglés fuera sustancialmente mayor.
La experiencia en términos generales fue muy buena y recomendable. Allí compatibilicé trabajos de friegaplatos y empleado en un famoso «Poundland» con aprendizaje en una academia de inglés para extranjeros, y de paso aproveché también para viajar todo lo que pude y más. Mi nivel de inglés, por aquello de no relacionarme demasiado con personas hispanohablantes, aumentó mucho.
A tan sólo 10 minutos en tren me plantaba en la estación central de Waterloo, en el centro mismo de Londres y muy cerca del «London Eye» o «El Big Ben», edificios tan simbólicos de la capital. Desde allí echaba a andar sin parar durante horas mientras me deleitaba recorriendo cada calle, cada barrio, observando cada edificio y sintiendo la electrizante vida de la capital británica.
Descubrí que Londres es una ciudad ante todo DIVERSA. Diversa en culturas, en gastronomía, en estilos musicales, literarios, arquitectura, y sobre todo con un abanico amplísimo en opciones de ocio y disfrute.
Respecto a la seguridad, es evidente que había barrios y barrios, y que el Londres de hoy no será el Londres de hace 5 años, lamentablemente, pero no la encontré una ciudad especialmente insegura o peligrosa, y espero y deseo desde el fondo de mi corazón que así siga siendo y no cambie a peor.
En definitiva, fueron para mí algo más de 6 meses de buenas experiencias, buenos recuerdos, importantísimos aprendizajes y grandes amistades. En mi fuero interno queda la sensación de que esta fue una de las buenas decisiones que he tomado en mi vida.
