Duros momentos los que se pasan en una sala de parto. La impotencia de ver, escuchar y SENTIR el dolor extremo y la angustia de tu mujer, su rostro contrayéndose de agonía, es algo que sólo se entiende cuando se pasa por ahí.
Lo único que uno puede hacer entonces es agarrar la mano de tu pareja, trasmitir toda la fuerza y aplomo de la que seas capaz, y no soltarla hasta que todo haya pasado, hasta que notes que su dolor se ha evaporado. La admiración que uno siente por su mujer en esos momentos es indescriptible. Valiente y luchadora son palabras que se quedan cortas.
Tras un tiempo que se hace eterno, finalmente ves cómo la cara de los parteros, matronas, enfermeros y todo aquel que está allí se ilumina. El milagro de la naturaleza se ha sucedido. Una nueva vida se abre paso. Y allí está la carita de tu bebé, la semilla que emerge del vientre de tu mujer. ¡Qué sensación!

Ha pasado ya un mes, treinta y un días para ser más exactos, desde que conocimos «en carne y hueso» a nuestro querido Ángel José, el cual llevábamos tanto esperando. Un niño bueno y precioso.
Han sido muchas horas ya de estar con él y disfrutarlo, 744 horas para ser más exactos, de las cuales muchas han sido de cólicos, llantos y desvelos nocturnos. Pero merece la pena. Una y mil veces la merece.
Quiero trasmitir aquí, desde mi más sincera humildad, que ser padre es una de las mejores sensaciones a las que puede aspirar una persona. Supongo que ser madre también, incluso mucho más, pero no puedo hablar por las mujeres, ni por las madres, yo hablo por mí, como hombre y como padre.
Hasta que cumplí los treinta no quería ni oír hablar de tener hijos. Por aquel entonces era yo y sólo yo lo que importaba en el mundo. Cuando llegué a la treintena algo despertó en mí, y las preguntas comenzaron a revolotear en mi mente. Si no había nadie a quien dejar un legado, a quien educar, a quien cuidar y querer, a quien dar todo lo que tenemos y más, alguien por quien luchar… ¿Qué sentido tenía todo entonces?
Desde ahí todo cambió, pero por supuesto, no iba a tener un hijo con la primera persona que pasara por la calle. No tenía pareja entonces, y tenía que buscar una mujer que considerara adecuada para tan magno propósito. Finalmente Dios la puso en mi camino, y menos de dos años después nació nuestro pequeño Ángel José. Ahora tenemos nuestro pequeño gran propósito de vida. Mucho mayor que cualquier aspiración laboral, económica o social, que no es que no sean importantes, pero totalmente secundarias en estos momentos.
Están siendo muchas horas de insomnio, de farmacia, de absorber información nueva, de preocupación constante (¿Estará bien? ¿Le dolerá algo? ¿Tendrá gases? ¿Se habrá dormido? ¿Se habrá despertado?…) Pero merece la pena. Una y mil veces la merece.
Enhorabuena Antonio!! A ti y a tu pareja por esa bendición de niño!!
¡Muchísimas gracias María! 🙂
Fuerte abrazo.
Ser padres es sin duda alguna una de las mejores cosas que le puede pasar a una persona! Estoy totalmente de acuerdo contigo en casi todo Antonio. Enhorabuena a ti y a tu mujer! 👏🏻
¡Gracias Eduard! Tal cual 😀
Espero que hayáis dormido bastante durante los 9 meses de embarazo amigo! Jajajajaj
¡Ese Peter! Jaja no fallas tío! Hemos dormido lo que hemos podido jaja pero bueno ahora toca descansar lo que se pueda y cuando se pueda jaja.
Un placer verte por aquí colega. Fuerte abrazo!